"Amén" es una palabra hebrea que suele traducirse como "así sea".
Al decir "amén" al finalizar una oración, sea personal o en grupo, demostramos que estamos de acuerdo con lo que en ella se dice.
En las Escrituras Hebreas se utiliza "amén" como una expresión solemne para obligarse uno mismo legalmente a cumplir con un juramento o pacto y asumir sus consecuencias.
Jesús usó esa expresión de manera especial en su predicación y enseñanza, utilizándola muy a menudo para afirmar un hecho establecido, una promesa o una profecía, y recalcando con ella la absoluta veracidad y confiabilidad de lo que decía.
En estos casos la palabra griega (a-mén) se traduce "en verdad"; "verdaderamente" (val, "de cierto") o cuando aparece dos veces seguidas, como sucede en el libro de Juan, "muy verdaderamente".
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