viernes, 10 de abril de 2020

VIERNES SANTO 2020


Hoy Viernes Santo celebramos que Jesús nos ama al extremo, que dio su vida por ti y por mí.

Según el relato evangélico de San Mateo (27, 32 – 44), los que pasaban ante Jesús crucificado se burlaban de Él y riéndose de su sufrimiento le hacían dos sugerencias sarcásticas: si eres el Hijo de Dios, “sálvate a ti mismo” y “bájate de la cruz”.

Por eso, al contemplar hoy al Crucificado, nuestra reacción no puede ser de burla o desprecio, sino de oración confiada y agradecida: “No te bajes de la cruz. No nos dejes solos en nuestra aflicción. ¿De qué nos serviría un Dios que no conociera nuestros sufrimientos? ¿Quién nos podría entender?”

Así pues no, no te bajes de la cruz, pues si no te sentimos crucificado junto a nosotros nos veremos más perdidos.

Hoy nos arrodillamos ante ti Señor pidiendo como cada día desde estos últimos meses por el fin de esta pandemia, por los enfermos y contagiados que están en soledad ya sean en el hospital o en sus casas y por todos los fallecidos, así como todos los sanitarios que se están dejando la piel por todos ellos.

Tampoco nos olvidamos de todas esas madres que como María Dolorosa estuvo junto a la cruz de su hijo en pie, acompañándole en cada sufrimiento, te pedimos por todas las madres que viven un sufrimiento constante, ya sea por enfermedad de sus hijos, distancia, pérdida o falta, nuestra Madre del Cielo nunca las abandona.

Hoy a las 3 de la tarde, hora de tu muerte, nos arrodillaremos ante ti para rezar tu Divina Misericordia.




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