lunes, 11 de mayo de 2020

EL SANTO ROSARIO: CON ROSAS A MARÍA

La Madre de Dios, en una aparición a Santo Domingo le enseñó a rezar el rosario, en el año 1208. Le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.

Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albigense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albigenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.

También negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de convertirlos, pero sin mucho éxito. También habían factores políticos envueltos.

Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.


La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito porque muchos albigenses volvieron a la fe católica.

Lamentablemente la situación entre albigenses y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.


 La importancia del rosario como medio eficaz de los creyentes ha sido confirmada no solo por los pontífices, sino por Nuestra Madre misma, la Virgen María. Es la oración de los sencillos y de los grandes, está al alcance de todos, en todo tiempo y lugar. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. En Lourdes, la Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Santa Bernardita. Y también llevaba un rosario cuando se les apareció a los tres pastorcitos de Fátima. Y fue en Fátima donde ella misma se reveló a los niños su título: "Nuestra Señora del Rosario".

El Santo Rosario es la oración mariana por excelencia y la más grata a la Santísima Virgen, porque redunda en alabanza y gloria de la Santísima Trinidad.

En el Rosario, como los pastores y los Magos, adoramos a Jesús en brazos de María. Ella es la primera Custodia.

Ella es el primer Templo vivo y Sagrario de la Santísima Trinidad. Y, entretanto, ofrecemos a Dios y a María las más bellas “rosas” que son el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria.

La consideración de los misterios es “el alma del Rosario”, lo que anima al Rosario y hace posible que con las mismas palabras cada uno exprese su sentir más íntimo. Es como una canción de amor en la que Dios ha puesto la letra, por eso no cambia, y nosotros ponemos la música que puede variar a nuestro gusto. Es cosa personal.

Este es el modo de honrar a la Virgen que Dios nos ha enseñado, la Iglesia nos recomienda siempre y con el que la misma Santísima Virgen desea verse honrada.

Ya lo has visto: En Lourdes, mientras Bernardita reza las Avemarías, la Señora pasa las cuentas de su Rosario.  En Fátima pide a los niños en todas las apariciones que recen diariamente el Rosario.

Así pues, recemos este arma tan poderosa que con él podemos alcanzar grandes cosas y sobretodo pidamos por el fin de esta pandemia que está acechando en todo el mundo y por todos esos enfermos y fallecidos a causa de este virus, la Virgen nos protegerá.

             

Santa Bernardita con nuestra Señora de Lourdes
se celebra el 11 de febrero su aparición.
  

Los tres pastorcitos con la Virgen de Fátima
se celebra el 13 de mayo, día de su aparición.

 

Redactado por: Patricia Jiménez Vallejo  (Maestra de Religión Católica)

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