Hoy es Jueves Santo, hoy
conmemoramos la última cena que hizo
Jesús junto con sus discípulos, el lavatorio de los pies y el prendimiento de
nuestro Señor.
Este día es muy significativo,
Jesús nos da su herencia: el mandamiento nuevo: “que os améis los unos a los otros
como yo os he amado”, el Sacerdocio y la Eucaristía.
En la cena, Jesús partió el pan y
se lo dio de comer a sus discípulos y los dio de beber el vino, después lavó
los pies a todos sus apóstoles, Jesús ya sabía que uno le iba a traicionar que
era Judas Iscariote y que otro le iba a negar tres veces antes de que cantara
el gallo que era Pedro.
Después se fueron al huerto de los
olivos también conocido como Getsemaní, allí estuvieron rezando, luego se
fueron a dormir y Jesús siguió rezando a su Padre Dios.
Según el evangelio de San Mateo
(26,44): “Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras”. Que quiere decir este pasaje, que Jesús rezaba con las mismas
palabras, Él enseñó a rezar a sus apóstoles ya que ellos se lo pidieron que los
enseñarán a orar como Él.
Jesús les dijo: “vosotros orad así:
Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a
nosotros tu Reino, hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal” (Mateo 6, 9 – 13).
Entonces cuando dice que Jesús rezó
tres veces con las mismas palabras se refiere a que Jesús rezó el Padre
Nuestro, la oración que enseñó a sus apóstoles y a nosotros.
Así pues, cuando estemos delante
del Santísimo y no sepamos que rezar o que decirle, pues recemos su oración, la
que Él en el huerto de los olivos rezaba a su Padre, la que Él que nos enseñó.
Cuando lo hagamos lo que importa verdaderamente en la intención de nuestro
corazón…por eso no importa que sea una oración escrita, una oración espontánea
o una oración silenciosa (sin palabras), lo que importa es como lo sintamos en
nuestro corazón y la intención que pongamos.
Hoy más que nunca debemos rezar a
nuestro Señor como Él nos enseñó por el fin de esta pandemia, por todos los
enfermos que están viviendo en soledad esta Semana Santa y por todos los fallecidos
y por todos esos sanitarios que se están dejando la piel.
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